En la música electrónica, una buena portada no es solo decoración: es narrativa. Es la antesala al viaje sonoro, la promesa visual de lo que está por venir.
Acá repasamos algunas de las portadas más memorables del género. No están solo porque son bellas, sino porque dijeron algo. Porque hoy, las mirás… y sabés exactamente cómo suena ese disco.
Paul Kalkbrenner – Berlin Calling (Original Soundtrack) (2008)
La portada es tan icónica como el disco. Kalkbrenner, en bata azul, es extraña, desalineada, provocadora. Pero define perfectamente el espíritu del techno berlinés: sin filtros, sin pretensión, sin reglas. Además, el álbum fue la banda sonora de la película Berlin Calling, donde él mismo protagonizó como DJ Ickarus —una cinta que se volvió de culto en la cultura rave europea.

Porter Robinson – Worlds (2014)
Una mano flotando sobre un cielo de nubes pastel. Tan simple como emotivo. El logo se volvió emblema para miles de fans, y la portada representa el giro emocional de Porter hacia sonidos más introspectivos. Visualmente, un suspiro.

Avicii – Stories (2015)
Una silueta en escala de grises, con una explosión de color en el rostro. La portada de Stories representa lo que fue Avicii: emoción, luz, profundidad. El diseño ilustra perfectamente la dualidad entre la figura pública de Tim Bergling y su mundo interior. Un contraste entre lo visible y lo invisible, lo mainstream y lo íntimo.
Con canciones como Waiting for Love, Broken Arrows y For a Better Day, Stories es tanto una carta de amor como una despedida prematura de un talento que cambió el EDM para siempre.

Anyma – The End of Genesys (2025)
La más reciente de esta lista. Anyma no hace portadas, hace universos visuales. Este disco cierra su trilogía con una imagen que mezcla arte 3D, tecnología y simbolismo. Minimalista, pero cargada de concepto. Una obra viva que complementa su sonido post-humanista.

Justice – † (Cross) (2007)
La portada es solo una cruz. Pero qué cruz. Simple, negra, dorada. Ese símbolo se volvió sinónimo de la estética agresiva, barroca de Justice. Un ícono absoluto.

deadmau5 – 4×4=12 (2010)
Colores neón. El clásico casco Mau5head flotando en la oscuridad. Esta imagen ayudó a consolidar la identidad visual de deadmau5 en plena era EDM. Es reconocible al instante, como su sonido.

Flume – Skin (2016)
Una flor digital, mitad orgánica, mitad glitch. El arte de Skin es una extensión del propio disco: vibrante, emocional, digital y humano. Fue nominada a premios de diseño, y no es para menos.

ODESZA – In Return (2014)
Una figura solitaria de espaldas al atardecer, en tonos cálidos. La portada sugiere introspección, viaje, expansión… tal como la música de ODESZA. Un álbum que sonaba tan bonito como se veía.

¿Y por qué importan tanto?
Porque cuando una portada pega, queda. Te recuerda una época, una gira, una emoción. En la electrónica, donde todo es más visual, conceptual y sensorial, el arte gráfico no es accesorio: es parte del todo.