En una realidad infectada por una epidemia viral en los años ochenta, nos sumergimos en Into the Dead: Our Darkest Days, un juego de supervivencia frente a hordas de zombis. La mecánica del juego va más allá de simplemente matar y huir. Se trata de una experiencia compleja en la que la supervivencia implica curar heridas, lidiar con la salud mental, el hambre, la sed, la depresión y la gestión de una base. Las locaciones ambientadas en la década ochentera ofrecen un entorno desafiante y atractivo.
Para sobrevivir, los jugadores deben encontrar objetos clave como comida, medicinas, vendas y herramientas útiles para la aventura. La exploración de las zonas de la ciudad, que se convierten en extensiones de la base, y el manejo de la condición de las barricadas son aspectos fundamentales para la supervivencia.
Cada personaje en el juego tiene características únicas que pueden ayudar o dificultar la aventura. El lore, aunque sencillo, ofrece elementos que enriquecen la experiencia, aunque el foco principal se mantiene en las mecánicas y la supervivencia.
El soundtrack juega un papel crucial, contribuyendo a la inmersión en el mundo devastado. El diseño sonoro es destacable, añadiendo realismo a la experiencia.
Into the Dead: Our Darkest Days no reinventa las reglas de los juegos de zombis, pero ofrece una experiencia entretenida y desafiante. La mecánica de creación de objetos y la atención a los detalles marcan la diferencia entre la vida y la muerte en este apocalipsis.